No todo es lo que parece

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By Carolina Godayol, Dirª Gral. de “The History Channel Iberia”.

No es posible predecir lo que seremos de mayores, ni cuál será la hoja de ruta que finalmente decidiremos tomar, pero creo que todos somos de una manera u otra, el resultado de la influencia, las decisiones que tomemos y como nos enfrentemos a las oportunidades que se nos presentan.

Mis compañeras de colegio eran un año mayor que yo. Cosas que pasaban entonces, supongo, pero este incidente marcó definitivamente quien soy hoy. Yo estaba en desventaja competitiva y, como diríamos en una empresa, mi falta de experiencia en el mercado no me permitía cumplir con las expectativas de los accionistas, en ese caso mis padres.

Mi rendimiento académico era penoso pero no me importaba. De hecho, no era consciente, aunque tengo un recuerdo preciso del momento en que suspendí todas las asignaturas menos una. Esa noche oí a mi padre decirle a mi madre “menos mal que es la niña, la casaremos bien” … Y ahí entendí todo, me di cuenta de que tenía que luchar para demostrarles que estaban equivocados. Y eso hice. Me gradué con honores.

Descubrí en esa época algunas cosas: el esfuerzo va acompañado con una gran determinación, y el sentido del humor es indispensable para poder reírnos de nosotros mismos. También que el éxito, cualquiera que sea la definición de éxito, no existe si no se tienen amigas verdaderas.

En mi familia, todos eligieron carreras normales: médicos, ingenieros, arquitectos, psicólogos… profesiones tradicionales de gente seria. Yo elegí estudiar Comunicación Social, que nadie en mi casa sabía lo que era, y que intuían que estaría vinculada con el mundo de la tele. “¿Vas a ser actriz de culebrón?” me dijo mi padre ante mi mirada perpleja, “Ya verás, terminarás tocando la guitarra en el metro”… Aguanté estoica muchas comidas familiares con todos diciendo al unísono, “Viene Carolina Godayol, de La Noticia” mientras hacían con su mano el gesto de sujetar el micrófono y sugerían pretendidas voces de locutor.

Tuve que empezar de nuevo a demostrarles que estaban equivocados y lo hice. Esta vez fui un poco más lejos. Entré en la Universidad recién cumplidos 17 años e inmediatamente empecé a trabajar en una productora, luego en una agencia de publicidad. Trabajé durante toda mi carrera, y además trabajé mucho, mientras mis hermanos varones disfrutaron de la vida del estudiante y de vacaciones de verano, yo trabajé y estudié. Me apasionaba mi trabajo y la independencia, y de nuevo me gradué con excelentes resultados.

A los 23 años vine a vivir a España y seguí estudiando y trabajando sin parar, hice un doctorado, un master en dirección de empresas, un programa avanzado en dirección. Trabajé en marketing para televisión, diseñé y dirigí un canal infantil, produje series de animación, y luego ya empecé a dirigir empresas audiovisuales americanas … Empecé muy joven y tenía todas las papeletas en mi contra. Era mujer, joven, suramericana….

Según mi experiencia, siempre se pueden romper moldes. Los estereotipos y las etiquetas que recibimos, por condición de género, de nacimiento, por nacionalidad, o por limitaciones personales, sólo nos definen si lo permitimos. El trabajo, el esfuerzo, el humor y el apoyo de las amigas son claves para eliminar las barreras.

El mundo se puede cambiar, y se pueden modificar códigos de conducta. Las puertas se abren siempre, las oportunidades llegan, pero hay que saber estar, tratar a los demás con respeto y educación, tener valores y principios éticos, y además, hay que trabajar y mucho.

Por último, quisiera resaltar una cosa, nunca he trabajado en un culebrón.

Carolina.