MARGARITA SALAVERRIA GALÁRRAGA

Margarita Salaverría Galarraga hija del escritor y periodista José María Salaverría y Amalia Galarraga, tesorera y fundadora del Liceum Club Femenino, miembro del consejo hasta 1936.

Margarita Salaverría nació el 11 de marzo de 1911 en Buenos Aires, a donde sus padres se habían desplazado en 1908 por motivos de trabajo de su padre. Murió en Madrid el 7 de diciembre del año 2000.

Cuando Margarita tenía dos años la familia volvió a Madrid.

Sus primeros estudios los hizo en el colegio Alemán del Goethe Institut posteriormente estudió el bachillerato superior en el Instituto Escuela, colegio dependiente de la Institución Libre de Enseñanza. Terminado el bachillerato se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense donde se licenció el año 1931.

El año siguiente, 1932, el Ministerio de Estado convocó oposiciones a la Carrera Diplomática. Por primera vez en España estas oposiciones estaban abiertas a candidatos de ambos sexos. Margarita se presentó a estas oposiciones obteniendo la plaza de Secretario de Embajada con el número 15 de las 26 plazas convocadas. Concluidas las oposiciones los nuevos diplomáticos realizaron un viaje de estudios por Española y posteriormente otro viaje que los llevó a Polonia, Checoslovaquia y Berlín.

Uno de los jóvenes diplomáticos que participó en estos viajes era Francisco García Lorca, hermano de Federico García Lorca, quien en su diario relata los problemas que les planteó una estrafalaria señora, de origen americano, con quien según Francisco “Margarita tuvo su primer éxito Diplomático, se metió a Miss. Gómez en el bolsillo.” 

En dichos viajes, Margarita y sus compañeros tuvieron ocasión de entrevistarse con autoridades de los Ministerios en los países visitados y conocer in situ las tensiones que ya entonces creaban las pretensiones territoriales de Alemania. Concluidos ambos viajes, que constituyen el embrión de lo que luego sería la Escuela Diplomática, Margarita Salaverría tomó posesión de su destino en Madrid, en el Ministerio, como jefe de sección en la Dirección General de Relaciones Culturales Internacionales. Puesto en que se mantuvo hasta 1936.

En 1937 contrajo Matrimonio con su compañero de carrera y de promoción Jaime Argüelles.

Durante la Guerra Civil se creó un gabinete Diplomático, con el fin de informar a la Junta de Defensa Nacional. Este gabinete estaba compuesto por tres secretarios de Embajada de primera, seis de segunda y uno de tercera que ocupó Margarita Salaverría. Terminada la Guerra Civil y tras un periodo de excedencia voluntaria por el nacimiento de una de sus hijas se reincorporó al servicio activo, como Segundo Secretario en la Embajada de España en Londres. Allí prestó sus servicios desde 1943 a 1947 cuando el matrimonio  volvió a Madrid. Un nuevo embarazo provocó una segunda excedencia voluntaria. Reincorporada al servicio en 1951 fue nombrada conservadora del Palacio de Santa Cruz y Jefe de Sección en la Comisión de Compras, puesto en el que le correspondió todo el equipamiento, decoración y mantenimiento de la totalidad de las embajadas de España, tanto de las más antiguas como de las nuevas que se iban abriendo a medida que el proceso de expansión diplomática que se había iniciado tras la Segunda Guerra Mundial, iba progresando.

A partir de 1962 Margarita Salaverría, después de 18 años de servicio activo, pide de nuevo la excedencia para dedicarse plenamente a su familia y a secundar a su marido en el desarrollo de su carrera diplomática, muy especialmente cuando fue Embajador de España en Washington donde desarrollaron una intensa labor diplomática y de todo orden.

Margarita Salaverría se jubiló en 1981. Tenia la Encomienda de Isabel la Católica así como del Lazo de Dama de la misma orden (el Lazo de Dama es el equivalente a la Gran Cruz para las mujeres).

Cuando entró en la carrera era la única mujer, cuando se jubiló el escalafón de la carrera tenía ya, doce funcionarios mujeres. Hoy en día son muy abundantes las mujeres en esta carrera. Margarita Salaverría, sin saberlo, sin quererlo, con una naturalidad y una sencillez admirables abrió el camino para todas esas mujeres que hoy en día ocupan puestos de responsabilidad en el Servicio Diplomático.