ADELINA PATTI

Adelina Patti, la soprano española
que deslumbró al mundo con su inigualable voz. Considerada como la mujer más famosa de la segunda mitad del siglo XIX, fue musa de Tólstoi, Zola, Galdós, Oscar Wilde, Lincoln o el príncipe de Gales, se hizo millonaria con su arte, se casó tres veces, no tuvo hijos y buscó la libertad total en cada cosa que hizo.

Adelina Patti, nacida en la madrileña calle Fuencarral el 19 de febrero de 1843, fue una soprano excepcional cuya carrera y fama alcanzaron dimensiones internacionales, a pesar de sus orígenes humildes.

Aunque de origen italiano —su padre era el tenor siciliano Salvatore Patti y su madre la soprano Caterina Chiesa Barilli—, llevó con orgullo la etiqueta de haber venido al mundo en España. Su nacimiento ocurrió mientras su madre participaba en una temporada de ópera en la capital española, hecho que marcara el inicio de una trayectoria artística legendaria

Su familia con afán de prosperar se traslada a Estados Unidos, donde Adelina se dio a
conocer en los teatros neoyorquinos. Allí, con apenas ocho años, dejó atónitos a los críticos, apodándola “niña prodigio” y augurándole una carrera meteórica.

A medida que creció, su repertorio se amplió hasta abarcar las óperas más exigentes del bel canto. Con una tesitura extraordinaria y una asombrosa facilidad para la coloratura, Patti conquistó escenarios de Europa y América, actuando en templos de la lírica como el Covent Garden de Londres, La Scala de Milán, los teatros imperiales de San Petersburgo y la Ópera Garnier de París. Su carisma y dominio vocal la convirtieron en la cantante mejor pagada de su época, y en un fenómeno social: reyes, zares y presidentes se disputaban su presencia, y las cortes más influyentes la recibían con honores.

A lo largo de su vida, la Patti contrajo matrimonio en tres ocasiones, desafiando las críticas de la época. Tampoco se convirtió en madre. Este detalle, hoy quizás inadvertido, representó un desafío abierto a la mentalidad del siglo XIX, que veía en la maternidad un rol casi ineludible para las mujeres.

Además, no dudó en defender su espacio creativo y vital ante colegas, periodistas e incluso aristócratas y mandatarios que intentaron cuestionar sus decisiones

Apodada «la soprano favorita de la reina Victoria», mantenía con la monarca británica una relación de mutua fascinación. Favorita también de personalidades como el Zar Alejandro II, el príncipe de Gales- futuro rey Eduardo VII o la reina Isabel II de España.

No solo los grandes estadistas sucumbieron a su talento; compositores de la talla de Giuseppe Verdi y Gioachino Rossini la elogiaban públicamente, calificando su voz de «milagro» o de «voz del paraíso». Figuras literarias la ensalzan como Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray, León Tolstói en Ana Karenina, o Émile Zola en Nana; Charles Dickens aplaudió su debut en Londres y le auguró el mejor futuro, Pérez Galdós se declaró fiel admirador justificando incluso el desorbitado precio de las entradas, mientras Gaston Le­roux se inspiró en ella para dar vida a Carlotta en El fantasma de la ópera, la diva egocéntrica, poderosa y estricta.

Su último concierto data de 1914 en el Royal Albert Hall de Londres, donde cantó “Voi che sapete” en el curso de una gala destinada a beneficencia de la Cruz Roja.

Adelina Patti falleció en su castillo en la localidad galesa de Brecock, el 27 de septiembre de 1919. Se encuentra enterrada en el cementerio del Père-Lachaise en París.